Enseñando

Dentro de todas las cosas que hago, una de ellas es evaluar y diseñar programas educativos individualizados para nuestros estudiantes. Esto significa compartir con ellos actividades, que me cuenten que les gusta hacer, con qué juguetes les gusta jugar, dejo que ellos me muestran la forma en que aprenden todo lo que sucede a su alrededor.

De a poquito, voy conociéndolos más y más, hasta lograr entender cómo ven ellos el mundo que los rodea. Y después viene la segunda parte, que es cuando me siento y pienso cuáles son las habilidades que podemos enseñarle para ayudarlo a comunicarse y a relacionarse con el mundo que lo rodea. Para encontrar entre los dos cuáles son las barreras que a veces dificultan el aprendizaje y cómo juntos podemos derribarlas. También me pregunto cuál es la mejor forma de enseñar, partiendo de cómo él aprende, cuáles son los estímulos a los que presta más atención, cuáles son las actividades y juguetes preferidos y cuál es su ritmo de aprendizaje. Después llega el momento de llevarlo a la práctica. Es aquí donde él, los papás, los terapeutas y yo aprendemos todos juntos a encontrar ese lugar dónde el aprendizaje es divertido, dónde a través del juego aprendemos, dónde tomamos los errores como nuevas oportunidades, dónde siempre recordamos que él nos marca el camino.